Santiago 1:12
“Bienaventurado el que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”
“Soporta las tentación”
Ella viene a nosotros con furia buscando hacernos caer. Si nos encuentra mal parados, nos derribará. Pero si estamos en la Roca, lo cual habla de firmeza, no logrará su objetivo.
De aquí se deprende también que hay un período en el cual la tentación es más intensa. De ahí la importancia que tiene el estar bien alimentados espiritualmente.
Para soportar o resisitir la tentación se requiere más que sólo fortaleza espiritual. Notemos lo que dice a continuación: “la corone de vida que Dios ha prometido a los que le aman”
¿Qué nos hace vencer las tentaciones? Amar a Dios.
Amamos a Dios y a causa de ese amor no cedemos a las tentaciones. No es por miedo a la condenación o al castigo, sino por el dolor de fallarle a nuestro amado que nos mantenemos firmes ante la tentación.
Otro aspecto importante aparece en Santiago 1:14
"sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido"
La tentación es un tema eminentemente pèrsonal. Viene como un misil teledirigido a atacar un área bien estudiada de debilidad en nuestra vida.
El enemigo bien puede detenernos en el propósito que Dios tiene con nuestra vida si no tenemos esta luz. Basta con que sólo nos de "ahí", donde él sabe que nos duele o afecta.
Santiago 1:16 “Amados hermanos míos, no erréis”. No se equivoquen, cuidado con las decisiones que tomamos o con las cosas que toleramos.
¿Cómo me guardo de la tentación?
v.21) ...desechando TODA inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”
1. Rechazando todo lo malo, sin excepciones
Normalmente no tenemos problemas en identificar y tratar drásticamente con los pecados grandes, pero muy a menudo dejamos pasar las zorras pequeñas y son ellas las que echan a perder las viñas.
2. Recibiendo la palabra, que tiene la facultad de salvar
¡Cuántas veces nos encontramos haciendo todo lo contrario!. En vez de recibir la palabra (como se nos exhorta aquí), ¡discutimos con ella!
Los beneficios de la Palabra de Dios no se consiguen por altercar o discutir con ella sino por vivirla.
3. Haciendo la palabra (v.22): no siendo oidores Pasivos, sino Activos.
Escuchar la Palabra de Dios es tan sólo la mitad del trabajo,. La otra mitad consiste en dejar que ella haga lo que debe hacer en nosotros. Es decir, de acuerdo a Isaías: "hará lo que Yo quiera y será prosperada en aquello para que la envié"
Los oidores pasivos (que no hacen más que escucharla), ven como la Palabra bendice y transforma las vidas de los oidores activos (los que le dan el lugar que corresponde)
Algo importante de señalar es que al ser tentados no pecamos, pero al entretenernos en la tentación sí.
Hebreos 4:15 “porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo (según nuestra semejanza), pero SIN PECADO”.
Jesús enfrentó toda tentación que en cualquier area propia de la debilidad humana nosotros puediéramos tener. Por eso, la tentación en si NO CONSTITUYE PECADO, pero el seguir el camino que ofrece la tentación si nos hace transgresores y culpables ante Dios.
Si la mera tentación constituyera pecado, entonces Cristo no sería sin pècado, porque Él fue tentado EN TODO según nuestra semejanza.
Recuerda por último que somos tentados de manera personal y específica de acuerdo a nuestra área de debilidad.
Las debilidades siempre están ligadas a carencias. Si tengo carencias afectivas, la tentación vendrá por ese camino; si soy egocentrico, lo mismo; si soy egoista, narcisista, vanidoso, codicioso, tacaño, de carácter ligero, o cualquier otra área, la maldad buscará por ahí.
Identifica tu área de debilidad y comienza a blindarla espiritualmente con oración, practicando la palabra (lo que ella dice respecto a tu debilidad), ayuno, etcétera. Al hacerlo te encontrarás con la dura realidad del pecado y la fuerza que éste ejerce sobre la naturaleza caida, sobre el “yo”, en desmedro de la obra que el Espíritu de Dios está forjando en nosotros.
Un ejemplo para terminar ¿Qué elemento es el que fundamentalmente provoca la infidelidad en las parejas? Siempre es algún tipo de carencia. Ya sea afectiva, o de reconocimiento, entendimiento, falta de comunicación, siempre es la carencia de algo legítimo que la tentación ofrece suplir ilegítimamente.
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